La
Reina. Magnánima, enaltecida, engalanada en hojas de abedul doradas por la cálida
mañana. Sus rizados y largos cabellos caen zigzagueantes y castaños, cual
algarrobo noble y de tórrido color. De la pureza de sus prendas emana un aura
de benevolencia y gracia, y las mismas se mecen delicadamente al compás de la
brisa de primavera.
Entona una canción de cual sirena encantadora, dulcificando los oídos de
quienes la rodean, mientras la luz del Sol acaricia su piel única y atrapante,
trigueña y exuberante. Sus ojos claros son tan transparentes que se puede ver
el alma. En su canción lleva un mensaje de amor.
“cada vez que me miro en el espejo te veo a ti”
“cada acción, cada gesto me recuerda a ti”
“en el Aire viajan tu voz, única y singular. Tus palabras son el alma que
entregas en cada una de tus acciones”
“en tus ojos estoy yo, y en los míos estas vos”
“El Sol alza mi espíritu a la deriva del mundo sin fronteras, ni arriba ni
abajo, pero por dentro, la noche, el azul y la Luna me tiñen de un enigma único.
El agua remueve y purifica cada uno de mis versos y mi voz, para que lleguen
completos y claros hacía ti”
Aquí está a quien has divinizado. Aquí te canto.
Por fuera soy Luz, por dentro soy Agua, pero en realidad soy Fuego.
jueves, 28 de noviembre de 2013
domingo, 24 de noviembre de 2013
Acá están las llaves. Bienvenido.
Cada
una significó una puerta, por eso las conservo. Abre o abrió un camino, o
simplemente formo parte cuando lo transite. Cada una es un símbolo de algo que
aprendí.
Aun así, muchas veces, son parte de una simbología. Un fragmento del pensamiento transformado en energía que impulso a la apertura de un nuevo rincón de la mente y del corazón, del Alma. También es para destrabar acertijos que del cual uno mismo es el mecanismo ideal para abrir una puerta.
Son simbologías, no solo piezas de bronce. Son elementos, son energías, son pensamientos. Todos la tenemos, tenemos esa herramienta; A veces solo es demasiado pronto para abrir la puerta, a veces es demasiado tarde, a veces es peligroso abrirle a lo que hay fuera, pero a veces es necesario dejarlo pasar, porque lo que se juzgó como peligro solamente es una parte de uno mismo que perdió el camino a casa y solo quiere volver al hogar, a echarse a dormir en la protección que una vez la contuvo.
Aceptación, es la palabra de hoy...
Aun así, muchas veces, son parte de una simbología. Un fragmento del pensamiento transformado en energía que impulso a la apertura de un nuevo rincón de la mente y del corazón, del Alma. También es para destrabar acertijos que del cual uno mismo es el mecanismo ideal para abrir una puerta.
Son simbologías, no solo piezas de bronce. Son elementos, son energías, son pensamientos. Todos la tenemos, tenemos esa herramienta; A veces solo es demasiado pronto para abrir la puerta, a veces es demasiado tarde, a veces es peligroso abrirle a lo que hay fuera, pero a veces es necesario dejarlo pasar, porque lo que se juzgó como peligro solamente es una parte de uno mismo que perdió el camino a casa y solo quiere volver al hogar, a echarse a dormir en la protección que una vez la contuvo.
Aceptación, es la palabra de hoy...
jueves, 21 de noviembre de 2013
La Marca
Latente en la piel, se distingue del resto. Hay energía en ella, una voluntad magnética
que sin dudarlo, atrapa. Así como el perfume de la flor más bella, sin dudarlo
te atrae lentamente. No te das cuenta, pero ahí está; cuando menos los esperes
pasa por al lado tuyo, se encuentra por segundos enfrente y se te escapa de las
manos, te ignora… pero a la vez, no. No te mira de frente, solo te vigila.
A la vez, esa energía que fluye magnéticamente se encuentra envuelta en algo muy puro, muy virginal. El sonido del agua se escucha entre sus susurros, tal cual se escabulle de la vista, lo hace de entre tus manos. Cuando pensas que no tiene escapatoria, se va… logra huir. Solo cuando la contención es sólida, no lo hace. Devuelve el claro reflejo de uno mismo, puro y limpio como el que otorga.
En ella radica esta pureza también como esencia. La emocionalidad transparente y cristalina de tal voluntad incorrupta, tan sincera. Riega los pies de tus raíces terrestres, nutriéndote, vitalizando todo el Ser, el Alma y la carne.
Solo una advertencia: La fuerza de esa Marca es indómita, “Nada hace porque sí”. Y aun cuando el fin es egoísta, solo mueve la Rueda del Tiempo, marca el paso, maneja los hilos, hipnotiza con palabras, con una sabiduría propia; nos hace crecer, aun no queriéndolo. En sus juegos quita, pero a la vez da, con cierto tinte de autocrítica, melodrama. Eso hace impredecible su carácter.
Un día, cuando menos los esperes, La Marca responderá. Solo cuando lo vea conveniente, cuando lo vea sabio, en el momento justo.
A la vez, esa energía que fluye magnéticamente se encuentra envuelta en algo muy puro, muy virginal. El sonido del agua se escucha entre sus susurros, tal cual se escabulle de la vista, lo hace de entre tus manos. Cuando pensas que no tiene escapatoria, se va… logra huir. Solo cuando la contención es sólida, no lo hace. Devuelve el claro reflejo de uno mismo, puro y limpio como el que otorga.
En ella radica esta pureza también como esencia. La emocionalidad transparente y cristalina de tal voluntad incorrupta, tan sincera. Riega los pies de tus raíces terrestres, nutriéndote, vitalizando todo el Ser, el Alma y la carne.
Solo una advertencia: La fuerza de esa Marca es indómita, “Nada hace porque sí”. Y aun cuando el fin es egoísta, solo mueve la Rueda del Tiempo, marca el paso, maneja los hilos, hipnotiza con palabras, con una sabiduría propia; nos hace crecer, aun no queriéndolo. En sus juegos quita, pero a la vez da, con cierto tinte de autocrítica, melodrama. Eso hace impredecible su carácter.
Un día, cuando menos los esperes, La Marca responderá. Solo cuando lo vea conveniente, cuando lo vea sabio, en el momento justo.
viernes, 15 de noviembre de 2013
La Mirada
Que poder mágico el que poseen esos ojos, tan magnéticos y transparentes. Se dio todo así, en el medio de rastros grises de almas encerradas en sus propios cuerpos, incapaces de ser libres. Solo alzar mi vista y ahí estaba, esa mirada, acompañada de una amplia sonrisa. Era la primera vez que la veía, tímida, pero tierna, algo incomoda al no estar acostumbrada a salir a pasear a la luz de la claridad del día. Devoción es poco para ese conjunto de expresiones que denotaban un sentimiento real.
Así volví a verla, en sueños, envuelta de un aura magnánima, de una sinceridad cándida. La expresión puntual eran los ojos, que me miraban fijo, me veía reflejada en ellos. Una copia idéntica de mí misma. Un mensaje desde el fondo de mi ser dándome una llave que yo pensé nunca tener en mis manos. La mirada me decía “Estoy preparada”, y temerosa, así como cuando la vi por primera vez, ese sentimiento se representaba ahora en mí, pero en el fondo la seguridad que me otorgaba era algo real. Podía sonreirle, devolverle el mismo sentimiento, entonces lo supe…
Estoy preparada.
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