viernes, 30 de mayo de 2014

Esas pequeñas cosas...

Uno se pone a reflexionar -al ser ajeno a ciertas cosas- el poder enorme que se tiene al solo ser un mero observador.

En tiempos tan convulsionados como los que vivimos, a veces es complicado mantenerse al margen, fuera de la ecuación, allí donde la agudeza del sentido de la percepción vale más que el oro y es tan perfecto como el diamante de mejor corte. Me saco el sombrero ante quienes pueden ir y venir de un lado al otro, moverse, conectarse y desconectarse, y sencillamente vivir su existencia con el solo propósito de simplemente, vivir; sin ataduras, sin restricciones, sin la necesidad de sentirse incorporados a la maquinaria diaria que constituye entregar, en desafortunados casos, el alma entera y el corazón al gris que representa un día mas en éste mundo actual y completamente mecánico ¿Qué nos queda sino?


Todos los días viajo en el subte y veo algunas caras conocidas al ir a la misma hora, en el mismo medio de locomoción. Yendo hacia una misma estación, quizás. Por ahí escuchando el mismo programa de radio, al mismísimo momento, el mismo tema, en el mismo minuto.

Últimamente, y en los tiempos que corren, de tanta intolerancia y falta de cordialidad, de tanta soberbia que baja desde los estratos más altos, desde el Poder mismo y de cualquier índole, amargamente pienso: “Aquel señor de sacón, con cabello venido en cana, ojos claros, de impecables dobleces y costuras, aparentemente caro ¿A quién habrá votado? ¿Será K o anti-K? ¿Estará a favor o en contra de la despenalización del aborto? ¿De la Marihuana? ¿Será machista o feminista? ¿Homofóbico o ‘Mente abierta’? ¿Y Aquella señora? Vestida de ambo, con rasgos claramente criollos, si uno se pone a pensar en todas las preguntas anteriores ¿Será blanco o será negro? ¿Qué pasaría si pudieran leerse mutuamente las mentes? Estando ahí frente a frente para decirse las cosas y sin mucha movilidad para evitarse ¿Pregonarán abiertamente lo que piensan o simplemente estarían esquivos?”. Uno piensa muchas cosas mientras viaja y ve a la gente, los escucha, de vez en cuando, a través de los auriculares donde uno trata de evadirse, y de esa manera piensa: “Si todo fuera tan blanco y negro ¿No deberíamos vernos así?, Entonces ¿Por qué yo los veo tan diferentes? Ellos también se ven diferentes ¿Acaso no lo notan?”.

Eso pasa cuando uno sale del cuadro y obtiene una facultad única y agraciada de ver el Mundo. De ver sus cosas buenas y sus cosas malas; de ver la variedad de colores y gamas que existen, como el Ying y el Yang.

También así uno ve la posibilidad de distinguir entre la escasez y la abundancia. Una tarotista amiga me enseñó a verlo ¿Y me creerían que aun así idolatro a personas como Carl Sagan o Neil DeGrasse Tyson quienes las desmienten? Una nimiedad si uno separa los dos conocimientos, pero aun así, son totalmente inherentes, ya que una, en su momento, no podía vivir sin la otra. De eso justamente hablo.

Hoy es complicado ver cuando uno se siente en su plena abundancia o no, mas si vivimos en los grises. Aun así, no puedo mas que escuchar, sonreír y ofrecer un abrazo, indistintamente, ya que quizás lo necesiten.

A veces no importa lo que pienses en lo material, importa realmente lo que tu alma, corazón, los ojos, la piel y el cuerpo exprese en ese momento único. Sí, ese mismo, ahora mismo tal vez.

Los abrazos dados a tiempo han dado mas ejemplos que todos los protocolos habidos y por haber. Las sonrisas han alimentado mas personas que todo el dinero del mundo. Y las palabras a tiempo y bien colocadas, han salvado mas gente que cualquier remedio.

¡Miremos al costado y veamos que nos encontramos!

Los quiero mucho, sin importar quienes sean.

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