viernes, 9 de mayo de 2014

El aullido interior

¿Puede uno, acaso, atenerse a las expectativas ajenas? ¿Superarlas? ¿Igualarlas? ¿Encarcelarse en ellas? ¿No será mucho, de ser así?

Suele pasar que, en muchas oportunidades, mayormente en la temprana edad, comparecemos ante la exigencia de nuestros padres hasta un determinado punto en el camino de Vida. Hasta que nos damos cuenta que solo somos un color en el espectro el cual ellos interpretan como su “verdad” o modo de vida. A determinado momento, su “tengo razón y se hace lo que yo digo” no es válido, siquiera propio de alguien que instruye a su primogénito con el objetivo de valerse por si mismo, y muchísimo mas importante aún, vivir su propia vida, sus sueños y objetivos, sus propias lecciones y enseñanzas, base del propio modo de vida y “verdad”. Entonces ¿Por qué atarlo a frustraciones propias? ¿Por qué encasillarlo en esos propios deberes y obligaciones? ¿Por qué imponerle un dogma? ¿Acaso no es deber de ellos sugestionar y hacer eclosionar el talento nato con el cual absolutamente todos nacemos? ¿Se les habrá ocurrido acaso que es una manera de “matar” aquello que fue fruto de su realización y deseo de vivir?

La cuestión no termina ahí, también tenemos lo que rodea ese círculo íntimo de nuestro crecimiento en un mundo que de pequeños nos parece infinito.

A medida que crecemos, vamos ampliando esos círculos, los cuales pensamos como escaleras que nos van permitiendo libremente escalarlas y llegar a un objetivo, algo que de principio creemos propio e invariable, pero termina siendo parte de una imposición de índoles distintas y externas.

Poco a poco vamos entrando al ámbito social, en el cual entran en juego distintos roles y grupos, obligaciones y aspiraciones, fracasos y pequeños triunfos personales y conjuntos. Pero aun así, nos damos cuenta que algunas veces esas actividades interactúan con resultados algo agridulces, al punto del conflicto, tanto verbal o a escalas para nada gratificantes y dolientes, donde se pierden cosas más trascendentes que solo un argumento.

Dentro de esos conflictos y desacuerdos, muchas veces, confundimos nuestro derecho a expresarnos libremente con el deseo arrebatado de imponer aquello que nosotros idealizamos como único, y lo suponemos como herramienta vital para el desenvolvimiento general de las cosas cotidianas y hasta todo tipo de conformación institucional. Lo que no se termina de entender es que nos mutilamos a nosotros mismos, y muchas veces contradecimos nuestras mismas ideologías, conductas éticas y morales, y sobretodo, contribuimos a la misma tiranía la cual aborrecemos y queremos desterrar de cualquier círculo social o cultura.

¿Cuál es el sentido de argumentar, a veces, hasta absurdos con el mero hecho de pensar que estamos planteando algo valido o coherente? ¿Parece valido solo decir “no estoy de acuerdo” y no justificar el por qué? ¿O nos creemos lo suficientemente aptos o capaces de tener la facultad de indiscriminadamente desacreditar cualquier tipo de cuestionamiento o afirmación con el único conocimiento que el propio? ¿No debería tenerse en cuenta los motivos por el cual el otro individuo se explaya en detrimento de sus propios pareceres, al momento de entonar la palabra? Aunque, primero y principal, debería de haber un argumento ¿Qué sentido tiene mencionarse en contra o a favor de algo, sin al menos justificar el por qué? Considero, puntualmente, que gracias a los porqués, simplificando la explicación, hemos avanzado como género, y solo lo injustificado nos hace caer lentamente hacia una oscuridad amenazante y de donde muy posiblemente no salgamos mas.

Llegamos entonces al punto donde esas escaleras en torno a nosotros, se transforman en jaulas, las cuales solamente son abiertas por aquellas personas que nos encasillan y nos piden comparecer a su sola opinión, y se representan en nuestra sociedad conforme al círculo correspondiente en donde nos desenvolvemos. Y volviendo a la base de este pensamiento plasmado en papel ¿Debería ser el Primer Círculo donde comenzamos nuestra vida una jaula por donde solo se accede a la salida en detrimento de una sola opinión o mandato, o el motor para que justamente podamos valernos por nosotros mismos para escapar de las distintas jaulas que teóricamente anteceden? ¿No deberían enseñarnos a ver que existen muchas verdades en vez de comenzar con el ejemplo de la imposición de “su verdad”? ¿La vida no debería empezar con libertades en vez de jaulas?

Si así fuera, quizás hasta la palabra “argumento” sería algo que no entraría dentro de nuestro vocabulario, e incluso, lo injustificado no sería tan malo, porque cada uno aprendería el valor de las palabras y de los pensamientos de todos los individuos, incluso, quizás, conformarían parte de un pensamiento general y común. Suena utópico, pero no es imposible. Solo depende de nosotros mismos al momento de hablar libremente, siempre y cuando teniendo en cuenta que las libertades son algo de lo cual hay que ser consecuente, y que es nuestra única obligación para evitar transformarnos en el carcelero o en el encarcelado. 

2 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo con lo que escribiste! Todos o casi todos, porque debe de haber casos diferentes, nacemos y nos criamos en ese mundo de "reglas" o "verdades" que nos muestran nuestros padres, y del que tanto o personalmente a mi, nos cuesta salir, a pesar de llegar en algun momento a pensar totalmente diferente a ellos.
    La verdad es que en cierto sentido suena injusto, porque es como decis que cada uno tendria que poder tener sus propias opiniones o poder tener la capacidad de escuchar y entender y no de imponer, lo que nos hace bastante egoistas a todos, capaz no con todos los temas que se nos plantean obviamente, pero siempre hay algo que nos mueve o nos molesta mas o de lo que de verdad pensamos que "es asi", y "es asi".
    Y es verdad que es utopico, pero ojala algun dia se pueda llegar a una sociedad asi, nos ahorrariamos millones de problemas o por lo menos no nos querriamos matar entre todos jaja

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    1. ¡Gracias Neri por tu comentario! ♥

      Me alegra saber que hay muchas personas que comparten distintos pensamientos, pero la raíz es la misma. Es lindo ver diferentes interpretaciones.

      Lo mas positivo de todo esto, es ver que hay gente que comparte el sentimiento de inconformismo ante esta "norma" social de que todas las cuestiones sociales, tradiciones y ámbitos deben ser tomados de la misma manera, y que el camino siempre es uno solo para transitarlos. Quiere decir que a si mismo, empezando desde lo individual hasta lo colectivo, se puede pensar que la sociedad alcanzó una bisagra para plantear un nuevo paradigma social, en donde la moral de ciertas cuestiones no son tan estructuradas...

      A veces, es complicado hacer comprender a las personas que para una sola cuestión, hay miles de interpretaciones y soluciones diversas ¡Eso sería lo maravilloso de dejarlas fluir libremente sin necesidad de estar estancando constantemente aquellas nuevas ideas y pensamientos que nos hacen crecer como colectivo social! :)

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