jueves, 18 de junio de 2015

Carta de Sinceridad

Sres. Directores, Gerentes, Dueños, "Jerarcas":
De mi mas humilde consideración:
S___________/___________D
Paso a comentarles que ya se dejo de exponer la sabana blanca en la ventana para comprobar si una mujer perdió la virginidad con su señor esposo después de la noche de bodas.
Esto es el siglo XXI, y hoy por hoy, las mujeres estudian, trabajan, cuidan de su salud y su vitalidad, así también como, de sentirse aptas y capacitadas emocionalmente, forman una familia desde el amor llano.
Que decidan formarse como personas de profesión e instruirse academicamente con aquello que les nace de la vocación misma o del interés personal, no quiere decir que no se desempeñen con el mismo ímpetu en sus labores cotidianas. Al contrario, lo harán con mas fervor y anhelo de desarrollo personal, profesional y social.
Que tengan sus propias convicciones e integridad, no quiere decir que sean problemáticas ¡Mucho menos que confabulen contra los intereses de aquel al que le da el pan! Quiere decir que Ud., señor empresario, CEO, "Jefe" ha adquirido a un "recurso" con el mas elevado standart de excelencia: Aquel que respeta y se hace respetar.
Que decidan ser madres, no quita que le resten responsabilidad a aquello que les permite alimentar, formar y 'criar' a otro ser humano, asi tal cual Uds. lo fueron con respecto a sus madres. No hay nada mas eficiente, integro y formidable que una madre, leona incansable, luchando y peleando tanto para mantener a sus hijos como para dejar lo mas importante en ellos como la voluntad de crecimiento y la realización como una pieza en la Sociedad que Ud. también integra.
Que decidan tener en su nómina laboral a una mujer, no quiere decir que sean dueños de ella, y que por eso esté sometida a su juicio de valores físicos, psicológicos y morales. El valor debe ser el mismo que para cualquier persona de cualquier género que trabaja bajó su relación de dependencia: emprendimiento, capacidad y destreza para sobrellevar las tareas que justifican su capacidad laboral. Hombre y mujer, la productividad no discrimina y no hace distinciones de género.
Esto es el Siglo XXI, y los prejuicios son los que se tienen que quedar en casa. A laburar, salimos mujeres y hombres, igualmente responsables, igualmente capaces, con iguales posibilidades de crecimiento y emancipación profesional. Ni mas, ni menos.